Los hijos de Poseidón.

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Derrotados en las Termópilas y en la batalla naval de Artemisio, las fuerzas de la coalición griega que se enfrentaba al imperio persa retrocedieron hacia Corinto y la isla de Salamina, preparándose allí para un nuevo y decisivo enfrentamiento. Liderados por el ateniense Temístocles, las fuerzas griegas se enfrentaron de nuevo a los persas en los estrechos pasos de Salamina y aún muy inferiores en número, infligieron una aplastante derrota a la armada persa. Más de 300 barcos fueron capturados o hundidos, conjurando de esta forma el peligro por mar. Esta figura es un homenaje a la bravura del pueblo griego, el primer defensor de la integridad de la Europa moderna.